domingo, 3 de junio de 2012

Random

Y así es ¿cómo terminas por elogiar a un blog por sus buenos consejos cuando es tu mano quien lo escribe? Pasa que muchas veces confundimos los blogs con diarios, los diarios con novelas y las novelas con la vida.
Esa es la vida que nos tocó. Una novela de 365 capítulos y muchas temporadas, unas más que otras, que terminan por narrar la triste historia de cómo terminaste en una chimenea convirtiéndote en ceniza.

Hace unos días hablaba con mi novia y le decía que nosotros somos lo que nuestro entorno odia y gusta, unos prefieren ser rebeldes y decidir amar lo que el ambiente detesta, otros simplemente siguen la corriente como corderitos mansos, esperando que todos duerman para masturbarse y ser felices.

Este es el tipo de post que detesto y amo a la vez, como muchas cosas en mi vida. Amo escribir aleatoriamente, incluso ahorita me río de la idea con la que empecé esta entrada. Pero también odio escribir con esa tinta, ese líquido llamado rabia y desahogo que te hace tener un placebo de redactar mejor.

Soy de los que cree que la gente no cambia, soy de los que cree que lo que pasa es que se sinceran unas con otras y revelan lo que realmente son y sienten. Una persona egoísta no dejará de serlo, sólo tolerará por medio de reclamos no serlo o serlo en menos intensidad. Una persona que te pisa una vez, lo seguirá haciendo en la medida de lo posible.

Estoy desarrollando un álter ego sin nombre, lleno de egocentrismo por la fotografía, por su fotografía. Igualmente siento que estoy queriendo más la carrera que dispongo a terminar en aproximadamente un año. Sin embargo me gusta, me gusta saber que algo no lo estoy haciendo mal y que por el contrario me llena, como escribir esto. De vez en cuando decir "qué arrecho soy" es fino.

Soy de los que quieren ser feliz, que fríamente mandarían todo a la mierda por serlo, y se irían a caminar por toda América pidiendo cola.

Soy de los que a veces se entristecen, porque vivimos en una duna de arena que nos da un aire de libertad de hacer lo que dije en el párrafo anterior. Pero cuando intentamos hacerlo, pasa una brisa y nos muestra el montón de cadenas sentimentales que terminan amarrándote donde estás, sentado ante unos millones de tecnología que invertiste para sentirte bueno en algo.

Seguiremos informando.