jueves, 25 de agosto de 2011

Otro 14 de febrero...

Imagínate sentada en la puerta del centro comercial en el cual esa persona especial te citó…

Te sientes emocionada porque simplemente ÉL, te dijo que pasara lo que pasara, a pesar de todo el mar de gente que se mueve de aquí para allá quiere abrazarte..

¿Por qué no?” Piensas… a todos nos gustaría hacer algo en este día.

Luego de pararte tempranisimo, hacerle caso omiso a tu horario universitario y demás deberes, terminas de arreglarte… No tan normal como siempre pero tampoco tan llamativa como para evidenciar que hoy, precisamente hoy quieres que él, te coma viva...

Llevas media hora esperando en el mismo lugar… Él, o no tiene señal, o simplemente no cae la llamada.. “maldito celular” (porque la idea de que lo apagó, o simplemente no quiere contestar está totalmente tachada).

Sigues esperando…

Te encuentras después de 45 minutos a una de tus mejores amigas con el imbécil de novio que tiene, pero qué importa, lo último que necesitas ahora es que te vean como la idiota que dejaron esperando..

Caminas, uno, dos y tres pasos alcanzaste a dar antes del “¡amiga!” que exhala de la boca de la señorita.

Luego de explicarle que, imaginariamente el metro tuvo otra falla eléctrica que de pana lo retrasó horrible y que te está diciendo que te está esperando 3 niveles abajo, te escapas de las garras del “la dejaron plantada”…

Bajas corriendo las escaleras con una rastro de sonrisa de la despedida con tu amiga… el cual se ha ido borrando al pensar que algo malo le pasó o que simplemente no ha querido ir..

Recuerdas al fin que discutieron hace 3 dias, por un cigarro que el tenía en la boca..
“que ladilla todo esto” sus palabras no te habian afectado hasta ese preciso instante..

5:30 p.m. remarca tu reloj.. el maldito ese no llega… te empiezas a resignar… pensando solo lo peor…

Una lágrima que escapa de la trampa del rimel en tus ojos hace que tu amiga se trate de acercar de nuevo al ver que estás en el mismo lugar desde hace 2 horas que se encontraron..

Lo que deseas es, o matar al maldito ese o por lo menos largarte de allí, sabiendo qué carajo le paso…

Decides lo segundo por ahora, y arrancas. Cuando vas llegando a la estación del metro alguien te murmulla al oido “no deberias llorar por él…”

Tu ira explota, el broche de oro es un tukki de esos malditos que te dicen cosas babosas… te volteas y cuando vas a gritar sientes… su beso…

Envuelta en sus brazos solo piensas en todo lo que pasaste hasta ese momento, pero sabes que valió la pena..

Moraleja:

Sea como sea, sabes que los 14 de febreros pudieron ser mejores a los que has pasado...

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